Uno de esos textos florales que conforman aún un proyecto, un bonito poemario como un jardín lleno de mitos y temas de leyendas; quizá algún día sean algo más:
La Mandrágora
En la oscuridad del bosque
—y alejadas del prado—
como un demonio arcano,
las sirenas se esconden
de miradas torpes.
El misterio sus brazos
ocultan y sus labios
tristes, en las noches,
hasta al mismo Ulises
retuvieron, ciegos
los ojos, sutil Circe,
por morder la manzana
del amor, que envenena...
Y el sentido acorrala.
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